martes, 17 de octubre de 2006

Al ancla, en Talcahuano




Al abrigo de la bahía formada por la península de Tumbes y la isla Quiriquina, fondeado frente a la plaza de la base naval en Talcahuano de la provincia chilena de Concepción, fijo por cuatro anclas a los tranquilos fondos, se muestra el buque acorazado a flote más antiguo del mundo que aún pasa revista, es el monitor Huáscar, el buque insignia de Grau.

Célebre por las acciones de sus comandantes, a cuales más bizarros, que alguna vez izaron sus estandartes en esa nave, el visitante peruano, chileno o ajeno a la Guerra del Salitre, no puede dejar al subir a su bordo guardar respetuoso silencio.

Es que sobre su cubierta murieron en combate tres comandantes en los días de la guerra, pero muchas víctimas más se producirían en acciones posteriores cuando la gloriosa nave, capturada irredenta al Perú, cambió de bandera y formó parte de la escuadra chilena durante la guerra civil con gobierno revolucionario en Iquique. Entonces permanecería de guardia en ese puerto al tanto de las amenazadoras y rápidas torpederas al servicio del presidente Balmaceda.

Estos son algunos hechos de los prolongados servicios del glorioso monitor:

- Al mando de Nicolás de Piérola, insurrecto contra el gobierno de Mariano I. Prado, se hace a la mar y se bate, en singular duelo, con las naves de S. M. Británica, Shah y Amethyst, en 1877, frente a la caleta Pacocha, en Ilo.

- El arrojo del comandante de la corbeta Esmeralda, capitán de fragata Arturo Prat, muerto víctima de su empeño en la cubierta del monitor, en la bahía de Iquique, el 21 de mayo de 1879 seguido por el sargento Aldea, el teniente Serrano y el guardiamarina Riquelme. La conducta del vencedor Grau con los náufragos y heridos chilenos y la custodia de los mortales despojos de Prat y sus prendas.

- La gloriosa muerte del contralmirante Miguel Grau en Angamos, el 8 de octubre de aquel año de 1879, en el puente de la nave, seguido por su plana mayor, capitán de corbeta Elías Aguirre, teniente 1º Diego Ferré, teniente 1º José Rodríguez y teniente 2º Enrique Palacios, además de clases y numerosa marinería. Se había batido contra las principales unidades de la armada chilena.

- La muerte del comandante Thomson por el disparo de un cañón del Manco Cápac en la bahía de Arica, el 27 de febrero de 1880, sobre la cubierta del monitor.

- Los combates fratricidas en la campaña naval de la guerra civil contra José Balmaceda, 1891/93 que tanto daño produjo a Chile; el monitor estaba del lado de los congresistas.

- Los años de barco carbonero y aljibe en apoyo de la armada chilena.


- La época de la depresión mundial y el olvido del monitor.

- La época de su restauración, merced a los esfuerzos del almirante Pedro Espina Ritchie, jefe del apostadero de Talcahuano, donde la nave había permanecido postrada largos años.

- Su actual condición de Museo.

La Armada de Chile, con regularidad en el tiempo, da escolta al
Huáscar hasta el dique de la maestranza naval de Talcahuano y lo coloca en carena, para limpiar sus fondos y dar la necesaria y costosa reparación a sus largos y venerables años. Efectuado el repaso de casco, cubiertas, cámaras, máquinas y fondos se le devuelve a su apostadero para continuar recibiendo a numerosos visitantes, con la misma escolta y honores que corresponde a una nave que ha traspasado el umbral de la fama. A peruanos y chilenos iguales sentimientos nos recoge. Iguales, perdimos valiosos compatriotas ejemplo de conducta militar.

La Armada del Perú, legítima heredera de las glorias de Grau, de ser devuelto el glorioso monitor al Perú, no podría abandonar esa rutina gracias a la cual pervive la nave en Chile. Pero los tristes días de pobreza material e institucional a la que están condenado al Perú irresponsables y sucesivas administraciones gubernamentales nos dice a los peruanos conscientes que tan preciada gloria podría correr peligro en nuestras manos. Carentes de fondos para su mantenimiento acabaría sus días sin remedio (2006). Peor aún, podría ocurrírsele a cualquier autoridad, que para ahorrar dinero y esfuerzo no debería estar a flote y sin miramiento alguno dispusiera su cruel destino en tierra, en seco y fijo sobre feos molones de concreto, lejos de su elemento y así, vilmente expuesto a la naturaleza y seguro abandono encontraría su pronta destrucción.

Las naves verdaderamente célebres se muestran a flote, como si estuvieran listas para levar anclas para beneplácito de sus herederos. Lucen acoderadas, y son periódicamente mantenidas; es el caso del
Victory, la nave de Nelson, amarrada a un muelle en Portsmouth, y la de otras famosas de todas las épocas, cuyos gobiernos destinan el sostén suficiente para darles el servicio de mantenimiento como un tributo a su invalorable estima.

Asistamos el museo del Real Felipe y seamos testigos del estado de abandono del material y el ningún empeño para salvar de la destrucción a los vehículos blindados que ahí se exhiben a descubierta, para lástima más que admiración de los visitantes (2006). A la falta de recursos, las muestras están sujetas a la improvisación; sin duda, además, a la ausencia de técnica museológica. Mucho de improvisación y el esfuerzo de unos pocos. He allí un ejemplo. No es tiempo de traer al
Huáscar de Chile. Allí está a salvo de la incuria. Peruanos de otra conducta y mejor disposición merecen recibir en el futuro las glorias del pasado.

Yo he visitado al Monitor en Talcahuano. Sentí sobre su cubierta los estremecimientos del combate, ese rumor me persigue dondequiera que me encuentro y escucho de la nave de Grau: bajo la toldilla, desde el alcázar o desde el puente se observa absorto la nave del inmortal recuerdo. Entonces me sentí más peruano que nunca.

Por lo menos una vez en la vida el mahometano piadoso visita la Meca, una vez en la vida todo peruano debe llegar al
Huáscar.

Talcahuano, Chile. Con Dorelly y Faritah a bordo del Huáscar
7 de octubre, 1996

6 comentarios:

Leonardo Fernandez dijo...

Muy lindo tu escrito.

Lo he visitado varias veces y puedo decirte que ahí se le rinden honores a Chilenos y Peruanos. El 8 de octubre se le rinde honores a Grau. Ese barco es especial, algo tiene, quizás su forma además de la gran historia, es por eso que nunca lo desarmaron tal como lo hicieron con el Cochrane y el Blanco hundido en Caldera. Se prefirió dejarlo intacto en esa bahía para mirarlo de vez en cuando y recordar tanto a peruanos como a chilenos en ese espectacular blindado


Saludos cordiales,
Leonardo Fernández
Santiago de Chile

Anónimo dijo...

EXCELENTE HERMANO LUCHO...TE FELICITO

Pedro Encina Fariña dijo...

Amigo Luis, he tenido el gusto de leer tu articulo, me parece de una justicia enorme.
gracias por la informacion.

DORELLY dijo...

Dentro del Monitor Huáscar,¡ cuanto y valioso recuerdo histórico, cuanto recuerdo de la felicidad familiar!! en aquella visita de 1996. Sentí una emoción indescriptible al ver, primero, desde lejos a nuestro Monitor cautivo y luego subir y recorrer cada rincón lleno de gloria y heroismo para peruanos y chilenos. Tomé nota de la descripción que hiciste de la nave, mientras esperábamos nuestro turno para entrar, que después te ha servido para escribir este artículo despertando muchos sentimientos en compatriotas y extranjeros.
Gracias Luchín por regalarnos ese maravilloso viaje!!
Dorelly

Negro dijo...

Emocionante articulo para un chileno como yo donde me ensenaron la hidalgia de Grau en el colegio esto es integración todo lo demas solo bla bla tengo la suerte de haber estado en su cubierta donde Grau y Prat rindieron la vida seguramente se sientan a conversar haciendo guardia todas las noches sobre la cubierta de tan legitimo heredero de Chile y Peru....

José Abad dijo...

Estimado Luis Siabala:

Mientras leía su artículo, escrito con emoción y sentimiento, estuve tentado de objetarlo, sobre el cuidado y mantenimiento del glorioso monitor en manos peruanas, poniendo de ejemplo a la Asociación de Oficiales Submarinistas del Perú y la conservación del submarino "Abtao".

Pero, al continuar leyendo frases como "pobreza ... institucional", "...irresponsables y sucesivas administraciones gubernamentales", "...Mucho de improvisación y el esfuerzo de unos pocos". siento decirlo, pero son pesados argumentos que le dan la razón. He estado en el Real Felipe y comprobado el abandono de esos viejos activos militares.

Son admirables los trabajos de restauración y mantenimiento de la Armada Chilena para con el monitor, tratándolo como un templo sagrado y vivo de su historia y la del Perú.

Muchas gracias, Luis Siabala por tan brillante artículo.

Josá Abad